Dudas sobre la posible recuperación de la economía del Ecuador para el 2021
El Banco Central del Ecuador publicó las cifras de las Cuentas Nacionales correspondientes al 3er trimestre del 2020. Algunos analistas consideran que parte de los resultados de las cifras son buenas noticias, pues se revierte el decrecimiento del 12% interanual experimentado el trimestre anterior, sin embargo, tengo serias dudas sobre la posible recuperación pronosticada por el BCE y por organismos como el FMI. En este post lo explico.
Ecuador cierra con un decrecimiento del -8.8% para el 3er trimestre del 2020 comparado con el mismo trimestre del año anterior. Parecería que el deterioro de la economía se estaría revertiendo lo que significa que son buenas noticias.
Esta mejoría estaría explicada por una recuperación por el lado de las exportaciones de camarón, banano, cacao. Entre las actividades económicas que mejoraron su posición se encuentran la pesca, correo y comunicaciones, sin embargo, las demás actividades continúan en zona de decrecimiento y algunas como construcción, servicio doméstico, industria manufacturera no presentan variaciones importantes.
El Banco Central pronóstica un crecimiento del 3.1% para el 2021, que estaría explicado por el incremento en el consumo de los hogares y las importaciones, según las estimaciones del central. El asunto es que parte del consumo de los hogares estaría explicado por crédito a través de tarjetas de crédito y crédito de consumo. Si la economía no hubiera sido afectada por la pandemia, talvez esto podría cumplirse, sin embargo, el covid golpeó el encadenamiento productivo en varios niveles.


En este post, había expresado mi preocupación sobre la formación bruta de capital fijo FBKF. Las cuentas nacionales para este trimestre me indican que dicha FBKF no revertiría (no se recuperaría) a la velocidad que lo haría la economía. Esto significaría que, acompañando de una disminución en la inversión pública, probablemente no existan estímulos suficientes para la que la inversión privada se recupere, lo que ocasionaría que la FKBF siga ralentizada y girando en torno a un crecimiento del 0%.

¿Qué significa esto?
La pandemia contaminó toda la economía, a excepción del sistema financiero que amortiguó la situación crítica con refinanciamientos, reestructuración y extensión de plazos. Es sencillo de entender lo que sucedió: el confinamiento afectó la producción. Las empresas se vieron forzadas a cerrar locales, sucursales, el sector transporte, construcción y alojamiento fueron, literalmente, apagados. Dado que generalmente los indicadores macroeconómicos no responden de inmediato, el mercado laboral presentó cifras de terror para el 2do trimestre, comprometiendo la capacidad de consumo de los hogares, haciéndolos más selectivos en sus adquisiciones y hábitos de compra.
Este frenazo en el consumo regresó como un gancho al sector empresarial, aletargando la recuperación reflejada en ese -8.8%. Las expectativas no son para nada alentadoras en ese sentido, debido a que el siguiente año es un año electoral, por lo que probablemente, gran parte de las inversiones de ese año, podrían estar encontrarse en stand by hasta saber quién entra a gobernar.
La economía privada puede hacer lo suyo (arrimar el hombro) pero todo dependerá de quién entre como presidente para el siguiente año; cuestión que me preocupa sobremanera.
Con una FKBF en torno a cero (con suerte), el sector construcción en zona negativa y en continuo deterioro, el consumo de los hogares más selectivo y prudente, las inversiones privadas esperando resultados electorales, no considero que la economía pueda alcanzar ese 3.1% que el Banco Central proyecta, sino que estaría alrededor de 0%, tal como lo comenté en esta intervención[a partir del minuto 3].
Todo apunta a que el siguiente año, podríamos regresar a niveles de producción similares al 2014-2015. Con un margen de maniobra fiscal muy reducido y una deuda pública creciente, si el gobierno entrante no define reglas claras desde el inicio del mandato y habla las cosas de manera frontal (nuevas medidas propuestas por el FMI), incluso podría generarse un efecto rebote tipo W, lo que finalmente podría presionar al sistema económico y complicar al aparato productivo los siguientes años.
-Considérese que la comparación de las cifras interanuales se las realiza contra un año (2019) de recesión, por lo que cualquier recuperación respecto a ese año, podría dar un crecimiento positivo-
El 2021 será un año decisivo para Ecuador. O se hacen las cosas bien en materia política, o entramos en un estancamiento que podría prolongarse incluso más que un periodo presidencial.